CURSO DE INFORMACIÓN, FORMACIÓN Y DESINFORMACIÓN. Los medios de comunicación, tan incomprensibles como un oxímoron.
No sólo hacia lo externo sino también hacia dentro, porque el académico y periodista Philip Meyer (estandarte del concepto 'periodismo de precisión'), participa del curso de verano 'Información, formación, desinformación' en El Escorial, donde hace tres días se pedía que mejoraran las condiciones laborales de los periodistas españoles.
Es el mismo encuentro en el que, el lunes, la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, apoya un manifiesto de la agencia Servimedia (al que se adhirió
El académico estadounidense sonríe cuando escucha el alegato y se expresa como nadie lo espera: "Es posible que los periodistas españoles salgan demasiado tarde de trabajar porque en España se tiene costumbre de hacer prácticamente todo más tarde, o en horario más nocturno".
Si de la figura de Meyer sirve de ejemplo para las nuevas generaciones de periodistas, hay una característica que destaca: siempre tiene respuesta. Cuando una de sus alumnas en la conferencia 'Nuevos retos sociales e informativos. El periodismo de precisión' le hace notar que el sintagma es una hipérbole e incluso una nueva forma de metonimia, su hábito de respuesta se convierte en pregunta y se escucha: 'Tengo una pregunta para el traductor, ¿existe en castellano la palabra oxímoron?".
Preocupado por la prensa
Philip Meyer no es precisamente un gurú de los medios de comunicación, pero sí mezcla sentido del humor con un agudo ingenio sobre lo que le interesa. Una de las frases que más repite cuando habla de la prensa es: "Me preocupa". Le preocupa que la triada elemental sea "subir precios, reducir calidad, coger el dinero y correr". O en su idioma, para que duela menos: "Take the Money away".
Dice que su nieta se entera de las cosas por el Facebook, pero el periodista no se aflige demasiado por esto. Tiene un aire un tanto risueño y su discurso acerca de los jóvenes, acerca sobre todo de aquellos que no se informan en papel, que no llegan a tocar la información, es más que esperanzador. "No pasa nada, ellos se informan, la gente se informa, los canales son inmensos. La información es como el agua, fluye como ella, recala", arguye Meyer.
No sólo se le nota que es periodista en el carácter. También en las circunstancias. Su mujer es periodista y le acompaña en su estancia en España. Meyer reconoce que "es difícil comprender, si no te dedicas a ello, en qué consiste exactamente esta profesión".
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