Ni carneros, ni traidores, ni enemigos

En la última semana hemos asistido a un creciente y lamentable enfrentamiento entre el gobierno Bonaerense y el frente Gremial Docente con mucho por analizar.

Lo primero para analizar es cuál es la postura de la gobernadora María Eugenia Vidal para enfrentarse tan violenta y tozudamente a los representantes de los docentes.

La mandataria provincial debería recordar que los docentes y sus representantes son habitantes de la provincia que le toca administrar y no sus enemigos.

En cada discusión entre dos partes, cada uno de ellos llega con una serie de posturas que a medida que se va avanzando en la discusión van cediendo en sus intenciones, los dos.

En una reunión paritaria no se puede monologar, ofrecer una cifra inamovible y esperar que del otro lado los interlocutores agachen la cabeza y acepten sin discusión.

Como gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal tiene que lograr que todos sus habitantes (incluidos los docentes y sus representantes vivan dignamente).

Sin dudas que el gobierno nacional no ayuda con la desaparición de su Ministro de Educación, quién se “borró” de la discusión cuando existe una ley que obliga al gobierno central a garantizar un salario mínimo que permita a todos los docentes del país tener las mismas garantías.

Mientras tanto, en el sector sindical se ha producido una desagradable postura de desacreditar a los compañeros de trabajo que han decidido trabajar, sin acatar las medidas de fuerza adoptadas por los sindicatos.

A algunos lo han marcado como “carneros”, cuando simplemente ejercieron su derecho a trabajar en sus funciones habituales, con lo cuál no se les puede calificar de “carneros” porque no reemplazan a nadie sino que cumplen sus funciones.

También se ha calificado de “rompe huelgas” a quienes asisten a cumplir con su trabajo, teniendo el derecho a hacerlo, como lo tienen quienes no van a trabajar ante cada medida de fuerza decretada.

Me parece muy desagradable la postura y las descalificaciones de aquellos que creen que quienes no acatan las decisiones gremiales o no están de acuerdo en la modalidad de realizarlas son “traidores”.

Días atrás leí en una de las redes sociales, que una docente escribía quejándose de la intención de la gobernadora de crear una grieta entre los docentes al ofrecer un incentivo a los que concurrían a trabajar, expresando en párrafo seguido que ella no iba a trabajar porque no era “carnera” y preguntaba vos si?

Pues bien, en esta postura esquizofrénica donde todos buscan lastimar al otro no se logrará llegar a ninguna solución, y además, en el fragor de las discusiones, a veces se dicen cosas de las cuáles es difícil volver.

No se puede, en pleno siglo XXI, aceptar calificaciones como “carnero”, “rompe huelga”, “enemigo”, “traidores” en el marco de una discusión salarial como la que se está planteando en este momento en la Provincia de Buenos Aires.

Existe el derecho a huelga, enunciado en la Constitución Nacional y existe el derecho al trabajo.
Quienes no entiendan esto, se convierten en lo que denuncian. Son intolerantes.


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