Las joyas de la abuela se vendieron y no sirvió
Carlos Menem durante su gobierno mal vendió las
empresas nacionales con la excusa de pagar mejor a los jubilados y docentes,
resultó una falacia. Ahora los concejales del Partido Fe a través de su vocero,
el concejal Pablo Aued, pretenden imitarlo con la intención apenas disimulada
de vender a empresas privadas lotes del Parque Miguel Lillo.
En una entrevista radial realizada ayer por la
tarde, el edil expresó (lo escuché, por eso lo afirmo) que si se venden las
tierras del Parque Miguel Lillo a empresas privadas ese dinero serviría para
mejorar la salud del distrito y mejorar el servicio de agua potable. El mismo
discurso, las mismas ideas y, seguramente, el mismo final. Mal vender un espacio
público para siempre y “solucionar temporalmente” nada o casi nada.
¿Porqué a los inversores privados les vamos a
entregar lo que costó tantos años crear y mantener (en estos momentos se podría
decir: mal mantener), en lugar de promover la compra de tierras privadas u
oficiales para que ellos mismos las foresten y luego sí desarrollen actividades inmobiliarias,
turísticas, etc.? Esta última acción fue
realizada en los municipios de Pinamar, Villa Gesell, Mar de las Pampas, entre
otros.
El Parque Miguel Lillo, fue creado por el
Ingeniero Edgar Gatti y en el mismo proyecto se preveía intervenciones públicas
(anfiteatros, lugares de solaz, sectores para refrescarse, otros con parrillas,
etc.). Pero claro, como este proyecto impedía avances privatistas no se tuvo en
cuenta y en más de una oportunidad se lo combatió desde el oficialismo de distintos
colores políticos.
Como ya no se puede justificar la venta del
Parque Miguel Lillo para su rescate, ya que las inversiones privadas
depredarían la masa arbórea, ahora se quiere justificar débilmente apuntando
que su venta permitiría mejorar servicios.
Si se quiere interesar a inversores privados
hay muchas opciones. Claro está que primero se debería solucionar el grave
problema que significa la cuota capital en el consumo eléctrico ya que con
estos valores ningún inversor pensará en nuestra ciudad.
Las opciones a las que hago referencia son: la
pesca, de lo que se habla mucho, y se hace poco; la sectorización de la zona
portuaria en ambas márgenes; el desarrollo turístico de la ribera del río,
lagunas y estancias del distrito.
Estas son algunas de las varias opciones que
existen para inversores privados que redundarían en ingresos de dinero fresco a
las arcas del municipio sin desprendernos de algo tan necesario, en lo
ecológico y en lo social, como el Parque Miguel Lillo.
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